un carpe diem desesperado

El abandono mordiéndose con uñas las garras que se lleva el polvo después de un intento fraudulento, una derrota más, un engaño a la lista, la soledad hay que amarla más que a la muerte, una ventana que se cierra, una puerta que le pego de golpe un portazo, y me voy, con la pena del sabor del vino bohémico en la lengua, y como un fantasma, solo alguna pared, sabra de la ausencia... de traspasar con orejas lo que con dientes no aguanta la sangre....
Fue bello y corto, y no dio lugar ni tiempo al tiempo.... la felicidad es un instante, que no tiene espacio para los muertos, y la muerte es muy vieja, para quitarnos del medio.

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