Y

Sabíamos que llegaba el momento de olvidar lo que habíamos prometido,
de abandonar la casa, de repartir las deudas, y de pagar al contado tanta estupidez de necios amores, que se tornaron eternos, por resistirnos tanto tiempo a que terminase, por negar tanto, por querernos todavía, y sin llama en la hoguera ni oxigeno en el aire, sabemos que no hay nada que poner sobre la mesa, ni vestido para el frío que dejamos en la cama, y falta aun faltando la palabra que ya no nos decimos, sabemos que llega el momento de darle al final, descanso por fín, sin lamentos.

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