Llega el temple y me susurra que despacio se va la vida, mientras una causa amarga y consolidada me despierta entre los muertos... y mi cara, sobria y desencantada de verse siempre en el mismo espejo, guiña mas rápido que el reflejo para escapar por siempre de mi misma.
Y un cascarón duro como una piedra, se fortalece, para acallar al ser que con su voz, lo destruiría.
Y así sucede el presente, mientra la vida se escapa de nuestras manos.

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