A lo lejos, la distancia, quieta, inalcanzable, ni con versos, ni con muerte, se palpa la indiferencia. Podridos y rudos corazones, deshonran la mentira, con sus huesos de acero, con su manera de perder, con el llanto bajo una tumba, llueve con velocidad, la cara partida a golpes, la tierra que no soporta tanta agua, y el horizonte desintegrado, arma de doble filo, entre el más alla y mi vida.

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