Otra noche sin dormir, descarada tristeza que me agotas de mi misma, que me dejas sin lugar para mirar a otro lado, si el sueño acaso pudiera llegar y protegerme de ti, pero nada dura eternamente, ni siquiera tu reina destructora de ilusiones y mentiras, aveces quisiera salir de mi misma, y sentir la realidad de otra manera, acabo siempre dependiendo de ti, incluso para el modo de defender la alegría, tiránica jueza contra la absolución, inamovible trono decapitado, en el que descanso, a rienda suelta de no querer vivir, ha pasado el tiempo que la juventud aparta un papel cualquiera y hace un verso de la mas extraña idea, ahora todo me parece pesado y viejo, lo suficientemente lejano como para sentir pasión alguna, como un mar sobre un volcán quisiera desprenderme de la inmensidad del frío de las profundidades y no hayando modo alguno, me abrazo a la indiferencia.

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