Arteria taponada de la voz, vas al salto de los miércoles cereza para vender a doble precio el vino, ya pagué la etílica esperanza con las sobras del hambre, indomesticable gracia del verbo intransitable en tus intentos de amor, tétricos como la cercanía entre tú y yo, y no por eso pierden las noches en el trato con los cuervos, de tu sombra el anhelo, de mi adiós la jauría, y no es tu cuerpo lo que del sexo espero, es el deslizamiento de mis tiempos en el orgasmo que vende el cielo a cambio de una mentira. Mentira que sin miramientos juramos.

1 comentario:

Daniel dijo...

Sólo transcurrir lo más de prisa posible.