Estoy en un bar, evitando regresar tan pronto, con una libreta que hace tiempo que me pide más de lo que puedo darle. Hay tres tipos y una silla vacía.
Veo la silla como el pródromo que les une. La silla que nos une a todos, a los que no están, a los que no son nombrados. Es el llanto sin reproche de aquel que ha muerto, es la poesía que hablaba de los pájaros y que nunca fue escrita y es el pájaro volando en una fotografía.
Los tres tipos se van. No dejarán nada aquí. Pero la estática quietud de ésas sillas la llevarán con ellos.

1 comentario:

Daniel dijo...

Por un instante dejarán de ser contenedores de estático vacío.