mi propiedad es un puñado de amarillos papeles
un tintero que encontré en la basura
y el hambre, olvidé mencionar qué era antes de esta casa naranja
qué había en mis manos cuando aún no conocía la ausencia
no pesa demasiado, ahora llevan la leña hombres serios
y ninguno pregunta por el tabaco ni da de comer a las palomas.
Sólo pasan. Como los perfumes.
Mis exiliados zapatos persiguen culebras de agua
pero el mundo tiene prisa
y ya no sé cuántas veces dejé atrás la salida.

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