Como si fuera una espina que se clava a su propio cuerpo para enraízarse en lo suyo que se le esconde para tratar de que sobrevivan unas luces que no siempre existen, de esta manera las huellas del ir se confunden con las del venir y cuando miro nunca sé si he estado o volveré y el alma arrinconada me ruega que la deje en paz mientras cada vez que voy en su busca ambas venimos heridas y más viejas.


*Nota: es verdad que me ha jodido éste invierno

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