Quiebran las palabras de tantos como tú que oí cuando prefería oír a la cal, quiebran en la insignificancia del suicidio del silencio, por una ballena que llegó a la playa, por una pared que separaba mi dolor de tu culpa,  destruye tu comprensión las razones del vacío, destruye tu costumbre la idea que engendran los  héroes derrotados y traen del fuego para que arda en un papel que en tus manos envejece y por tus ojos despide tu basto ruido que está en demasiados sitios, demasiados para omitir que he muerto con ellos.

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