Desde que vivo esquivando la idea de suicidio las puertas nunca enseñan sus rincones llenos de mierda y las sillas a punto de ceder están en el trastero, me he pasado al bando de los traidores,  no significa que para arreglarlo tenga que morir, pero sí contar con los agujeros para plantarme, con que la vida no siga como la estúpida canción de verano, saber al menos que lo que viene lo puedo elegir y no se elige por miedo a romper la continuidad, no era más feliz cuando buscaba el suicidio, pero era más real.

1 comentario:

Darío dijo...

Y es tan difícil poder elegir. Parece que todo cae, como una piedra bien pesada.