Llueve porque tiene que llover, llega un punto que no la sequía termina, que la espera se acaba, que se camina que se siente que se ve lo que dios ya quiso, en esos momentos, una pequeña molecula de aire llama a la puerta de la alegría e infesta de energía propia de tal epoca primaveral, infesta de vida, no se puede soñar, sin pisar lo que se sueña, sin saborear lo que se vive, no se puede estar en esta vida, quieto e intoxicado de sedenatarias cadenas, que impuso el ser humano, hay quienes viven , hay quiienes olvidan, el daño por estar muerto pesa sobre la calavera, y no hay forma de contener a dios, que implacable desescadena la marejada de los vientos. Aquella leyendas que contaban nuestros ancestros, son tan reales, como esa esencia que ni cambia ni se trasnforma. que a pesar de los años enseña que la especie muere, o se transforma... y el ser humano es una quiebra de dios, que vive mas alla del tiemp...

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