Pasa la noche y no concilio el sueño, crucigrama interminable, de una noche aborrecible. Ansiedad con imanes que repelen el alma. De un final. De un comienzo. Semejante al olvido. Lejano de la paz. Cuando la soledad golpea de nuevo, sus bárbaras verdades, bajo el tapiz de mi lecho, sólo se haya el frío del descanso eterno. Y la niebla, con sus buitres, despejan la vida... abriendo paso a la carne de cañón de una enferma sociedad, que mañana despertará, cuando repose, la luna, bajo el pozo de la ilusión.
Es posible, que nadie dispuesto a morir un día como hoy. Tedioso, rudo, infame, camino, mas lejano el que queda por andar. Regresa al filo de la madrugada, el júbilo de una noche de verano, que transforma el frío respirar, con un alivio, de estar aun, de estar.

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