El cielo no está despues


Acaricia la soledad en su ruta, siempre va de vuelta a la primera lágrima y bajo el cielo sepultado por las odiosas luces de ciudad se ocultan las estrellas a su corazón. En la miseria guarda la dignidad mientras espera algo de dinero de esa gente indiferente que pasa por su acera. Ha andado muchos caminos y ninguno llevaba a Roma. Atras su antiguo yo, se burla de su futuro muerto. En sus ojos cansados de ver la pobreza se apagan las luces mientras muere la esperanza. Y solamente vive, por indiferencia.

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