Espera.

Y en el instante en que supe que todo debía terminar un alijo de flores muertas caídas desde tu ventana volaron hasta mi y entonces comprendí. Cómo lluvía de recuerdos vi empapar las aceras con mis lágrimas, una nube sangraba mi amor por ti. Y cuándo el suelo era camino rojo y mi alma canto frío como el acero. Dejó de llover. Ahora espero la tormenta. Para que se lleve el hielo que cuelga de mi cuello y así mi corazón vuelva a latir.

1 comentario:

Jose Miguel Adaros dijo...

Que hermoso, la verdad. Logra transmitir intensidad y eso me gusta mucho. Felicitaciones! Salu2

Jose