El fuego ha quemado la casa del bosque. Se desperezan los niños sin sonrisa y en el desfile de sus ojos interminables ríen payasos tristes.
No importa que no se ponga el arco iris. Las viejas palomas conocen el camino.
Un día de éstos el cartero sabrá tu nombre y los olivos darán a conocer tu historia. Hablarán de tu lengua azul y de cómo se entregó a las amapolas. Y de los días sin luz en los que dibujaste la selva. Y de aquel impostor que eras tú y firmaba tus poemas, de cómo jugabas a perder, pero sobretodo hablarán de la sonrisa de tu alma cuando los topos llegaban.

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