Un abismo que arrastra todo el frío de la caída, los pedazos en la rotura acidulan el líquido que se traga en el fondo, la mano se queda sin dedos, el ojo sin pupila, la pierna sin pie y el espíritu se queda sin día.
La atmósfera guiña su descomposición, la carretera nunca llegará a ningún sitio, no es habitable éste espacio de muertos, no se borrará con ir a dormir, no bastará cruzar su desierto, ni que se su fuego consuma todo el oxígeno, no servirá buscar la salida porque no existe.
Sólo beber los pedazos; Acostumbrarse al infierno o pegarse un tiro.

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