Cruel cristal que rasga la luz que abandonó los lunes para quedarse en la noche del tiempo ya pasado. Cristal cortante que expira como el mar cuando se encoge los puñados de sueños que no me siguieron. Vertido de lucidez que no pudo conocer al amor en su huida. Como los árboles que vi al pasar por última vez cuando despedía, como el licor que no volvió a la copa. Como ellos, los que no preguntaron si volvería el tren. Voy con mis heridas abiertas a buscar palabras desconocidas como si así supiera dónde van las lágrimas que ya cayeron, dónde va lo que no hice por elegir vivir entre papeles, dónde la muerte cuando ya no esté mi cuerpo,  -sí esto que ahora tengo aún puede responder es que no he sabido olvidar lo sufiente-.

No hay comentarios: