Y para qué reprocharle a la distancia para qué si no me importa qué piensas, ni qué haces, ni dónde acabarás, para qué simular interés si ni tú ni yo tenemos nada de nosotros, para qué llamar si no me hacen reír tus gracias ni me incitan tus pensamientos, para qué si ya me sé tu vida, para qué si soy tan extraña allí como en un carrera de atletismo, para qué si lo que miras de mí no lo ves, para qué si hablamos como lo hacen los que esperan vez en el médico, ¿para qué?