Llenan las cenizas el suelo de los tristes zapatos, era un siempre destinado a guardarnos las caras y era una noche que prometía alcohol para olvidar todos los días,  estábamos tan obcecados en salir del cuerpo, en mirar por otros ojos los rincones deshechos, en tocarnos con unas manos que no fueran nuestras, en no tener que esperar otra vida para atardecer justo cuando pasen las nostalgias del hierro al sur, vivir mucho mejor como con la luna y los grillos, sigo en pie dijiste y cuando creí que llorar era el abrazo del mar oscuro me fui contigo a empeñar el oro para no tener que guardar metales, enfrentamos la ausencia de vivir por los cristales y todavía así permanece el invierno en el caldo que calienta lo que nos salió tan mal. Nos apura una corriente, nos convence una canción que nunca sonó, para seguir un camino que no es el mejor ni las alarmas avisarán de que amanece, mientras una y otra vez sucesión del ruido, pero vete, vete y que no seamos dos los que morimos esta noche.

3 comentarios:

Jorge Bermejo dijo...

Feliz Año Nuevo!

Un abrazo y salud

Así hablo Zarathustra dijo...

buff

X-C dijo...

Hay muchas noches que prometen alcohol para olvidar todos los días