Una música que desnuda al invierno como si llegaran las notas al barro y salpicaran los caminos y la noche cerrando los ojos de las fotografías que lucen sus flash en un teatro abandonado, en la mar que sólo suena y su agua no ahoga no quita sed, en la galaxia sin vida explotando mil semillas cansadas, en la anochecida sin mariposas, con el remo que hunde a las barcas y los ríos que sólo suben para no llegar jamás al mar, con mis libros y despojos, perdiendo queriendo perder, para olvidar como las pinturas mojadas, como las palabras de los papeles rotos, para ir con el fuego cuando se apaga.

1 comentario:

mateosantamarta dijo...

Supongo que de algún modo tenemos que merecer ir con el fuego cuando se apaga.
Un abrazo.
Tendremos que aprender a despensarnos.