Como cemento armado una parte del pensamiento esquiva su comprensión, sólo sensaciones sin lenguaje, las mismas que en los sueños generan la pesadilla psicótica que ejerce en silencio su sombra, durante el día, a ratos por la calle o mientras busco unos minutos para volver al centro de mí, de todas formas espera siempre esa lengua para lamerme y mojarme de su extrañeza y como si llevara a la descomposición mantengo alejado su moho, aunque sé que es de ese modo como se fortalecen sus jaulas.

1 comentario:

Jorge Bermejo dijo...

Salpimentado y un par de vueltas en la sartén sabe mejor que crudo...