Me une un estornudo al cielo de la soledad, el que abre el vientre de los sapos rojos y escribe pájaros con la paz de duendes desterrados amándose en la playa de lo que ha muerto, un frágil conjuro  con el aceite para flotar con mis almas en lo que es cuando no hay nadie, una montaña de nieve pariendo clones del amado y una boca enorme echando en el viento polvo que hace invisible la circunstancia de ser distinta sintiendo el prado entrar en mi útero para dar a luz el destello de la mar que espera tras el fondo cavado.

1 comentario:

X-C dijo...

¿Para qué los clones del amado, no te parece suficiente con la desilusión de uno solo?