con el estar encerrado sin las manos para poder tocar el acero que me separa
con el vivir eclipsado en el ciclo de lo que se detiene
antes de cerrar los ojos y perder los árboles sangrantes que descienden cuando el cielo se extingue y los viejos vuelven a amar tomando nuestras manos
nuestro pensamiento vivió en el vacío
aprendimos allí a mirarnos sin esperanzas
a escucharnos con el rumor de la sombra complaciendo el paso perdido
y llenando nuestro deseo de olvidar todo y también las flores
y también el martes que te vi despierto.

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