Revuelve en la noche la ansiedad el portazo, el tabaco de liar esparcido en la mesa, el hambre de escribir con una voz que sustituya el hambre, el delicado dolor de estrangularse al mirar lo que se fue, el tocar los cristales y ponerse a llorar, ese llanto que sólo sirve para quebrar el silencio que me rompe y me deja abierta a la noche, la noche que esnifa el futuro de la noche.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Cuanto más sólo se está más negra parece la noche y, de hecho, es más negra.

Un saludo y gracias por pasarte por mi blog. Te sigo

Soledad anacrónica dijo...

Soledad, tristeza y sin embargo encuentro cierto aire de tranquilidad en estas líneas.