Hoy conmigo, con ese café, se despierta también la euforia de estar viva sin excusas sobre los cuadernos, como una calzada perdida bajo el musgo, los tachones de ayer, se desgastan de sí mismos, se cubren de la tinta y reposan como un perro cadáver en algun vertedero, con el olvido como rostro y los gusanos como todo sigue y no preguntan, ¿qué es lo que acaba? hemos sabido distinguir a duras penas lo que es nuestro y la muerte que en cada nuca escribe una fecha y toda la vida como una balsa, nos besa los labios cuando en otros se levanta y abre sus ojos de todo cabe en este negro y nos mira como una yaga, como una vela que en otro barco nos busca y un día en el mismo mar nos hablará de los perros y de las armas y de los párpados que bajamos para no verla tan cerca mientras el llanto y el habrá que encontrar palas y un trozo de tierra.

1 comentario:

mateosantamarta dijo...

La euforia de estar viva o...al menos el privilegio por las posibilidades que ese hecho entraña. Un abrazo.