Ya no eres el que eras

Hace tiempo que no veo en tus ojos la inmensidad de un sueño ni veo los colores que el cielo reflecta en el mar de la primavera, excesos y sangre cubrieron las penas y las llevaron al ras de una noche eterna, con los incansables transeuntes borrachos y los solitarios señores del silencio, perdimos el rumbo y una palabra se fue lejos de donde alcanzan los sentidos, de donde lee la conciencia, y los sapos saltaron de tu casa al huerto y los murciélagos anidaron en tu desván, tus ojos dejaron de trasncribir el tiempo y cargaste demasiado la rutina y los ácaros devoraron tu paciencia. Y así fue, como aprendiste a no dejar huella, y a ser uno más entre los desgraciados.

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