Puede que sea tarde, para no preocuparme del oscuro tiempo.
Las luces que nacieron la tarde de noviembre en que te perdí, ya se están desgastando , ya están huyendo tras la nube de agua gris. Una ventana me guarda del ensordecedor tumulto de humanos adiestrados para rezar a dios, ni una gota de ron queda en la despensa, para alejar la tristeza de mi casa, solo una mente oxidada por recuerdos, montañas de locura, que destruyen el ocaso.
Sepultura de las flores de mayo, y una partitura rota, vuela junto a las golondrinas en busca del viento.

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