Si la muerte prometiera el paraiso
no dudaría en punzar mi cerebro con el hierro hostil
Dejar morir los recuerdos, caer el cuerpo, alimentar gusanos
olvidar y perderme para siempre en el otro mundo
De las despedidas dejaría solo el imprudente silencio
Y descansaría al fin, de ti y de mi
pero sobretodo, de mi

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