Mi alma no estaba contigo. Ni mi espiritu.
Sólo los pedazos de quien viene del sótano y trata de ser azul.
Mi dolor no te incumbe. Ni mi ser te llama. Perteneces al extraño mundo que se rige ahí fuera. Y tú como todo lo de allá está lejos.
La culpa fue dejar a mi lengua escarbar la palabra para que entrara por tus oídos. Mi lengua no puede expresarse en ese extraño mundo que viola mi despertar. El espíritu que le podría importar ser ahí fuera yace suicidado en el verbo que miente cuando mira por los ojos de la máscara de ese extraño y frio y hueco mundo.

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