(pensando)

Deseo escribir y las ideas se van de retirada. Pero deseo escribir. De frente el vacío hacia donde llevar el no movimiento, que tanto temo, porque es él el que traga el corazón de la vida... aunque desde aquí hay cierta paz.Tal vez no deba esperar algo, porque la sed frustará lo que venga sin haber sido buscado. Creo que nunca había pensado dejar verdaderamente al vacío en paz, siempre anduve insultándolo, como si tuviera siempre que andar sintiendo, sin aceptar la no vida, que realmente es obvia en el universo, sé que es porque temo lo depresivo, he tenido estados deprorables con eso, dónde todo moría y yo estaba presente en su muerte, ahora es distinto, siento lo poético en imágenes mentales, siento el sentir, pero también a veces se va a dormir, tal vez en la locura tenía un ritmo de avance imparable que sólo la muerte daría el sentido final, y es por eso que ahora que la locura se ha ido necesita de espacios de ausencia. De lentitud. De ir mirando cada molécula de tierra en el paso, tal vez así piense mucha gente, con los tiempos armonizados, pero la velocidad era adictiva, se llegaba rápido y la comprensión se inyectaba en los pies que corrían del alma, pero no daba a tiempo a que hiciera verdaderamente mío aquello. Aunque si que lo sentía mío.

Ahora tiene que ir naciendo el pensamiento, pues aquellas ráfagas cuándo chocaron, con los moralistas de la cordura y sus inyecciones, y cuando chocaron con lo que yo fuí en el pasado, se fueron a caer al fondo de todo, y es momento de ir escuchando otra vez a la razón, y tejer a través de ciertas imágenes el pensamiento, y de conjugar el pensamiento, la idea, y de conjugar las ideas, de nuevo la locura, sí, siempre acabo en la locura, pero yo la amo. Aunque no sé bien a que partes de mi, me refiero con "locura", creo que eso es parte de los modos sociales, dentro había bosques y lagos, y muchas lunas, la locura quería quedarse sólo con los bosques, pero había una triste ciudad, la locura era mi modo de cerrar heridas, era estar consciente, pero también era engañar al dolor, y el dolor era la muestra de lo equivocado, y al no dejar a esa duda mover el cambio, la sucesión , la continuidad sin aceptar lo equivocado, me iba hacia lo que generaba el deseo, y el deseo tiene castillos de aire. Así que en honor a lo lúcido, tuve que caer. De los cielos, baje al desiérto. Y es momento, de no perder de vista la arena. Aunque el espíritu vaya aburrido.

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