La esquizofrenia es como un bello cascarón que al romper descubre una hoguera de colores con todos los sueños dispuestos a ser, la esquizofrenia no es ajena a la vida, en ella están depositados todos los modos pensables que pueda llegar a tener la personalidad, la esquizofrenia es un disfraz que deja desnuda al alma, es un puente que cruza ríos infinitos y une descaradamente al fuego y al agua, es la lengua cuando todos los sonidos están ahogados, es el don de los que se atreven a ser verdad y es también una mentira más en el absurdo, la esquizofrenia es la cima de las emociones que se inmolan en su liberación, es el paisaje más íntimo del Yo y es la danza macabra de la pesadilla.
Nadie podría condenarla sin haber probado sus frutos extasiados de libertad, nadie podrá controlarla ni con correas ni con pastillas, porque ella es la única fuente que quita la sed del tedioso ritmo de los relojes. Ella es el enigma que inquieta mis pasos y ante ella sólo puedo abrir los ojos en sus precipicios y seguir su viento. Ella está dentro de mí. Yo me inventé en ella. Jamás será para mí ni vergüenza ni enfermedad. Sino un lenguaje por descubrir, un jeroglífico que tiene mis años y mis historias, una flor a proteger para que no la marchite la ciudad gris ni aquellos humanos que olvidaron lo extraordinario de seguir lo imposible.