Mi orgullo espera de mí escarbar tus palabras de barro y devólverlas al pantano, espera a mi amor no vendiendo sonrisas que valen nada, que no cree en su sinceridad ni mi despertar ausente sobre el tejado, espera que diga que no, que sienta el no, que traiga de vuelta el pensamiento que está sobre sí mismo cuando te escucha, que salga del lodo del todo da igual, del no me importa deshacerme porque creo en el vacío, mi orgullo me espera para que regrese el espíritu a agarrar lo que realmente quiere tener, para que el vómito sea sobre lo que desprecio, para saber que lo que me mata es mi propia mano abandonándose a la indiferencia.

2 comentarios:

X-C dijo...

Que así sea.

Daniel dijo...

Y hay una parva de esqueléticas manos; como guantes abandonados cerca de un cuerpo sucio, entregado y el orgullo que reclama su renacer para salir de la indiferencia.
Me gusta, me gusta este eterno suicidio, inacabable; que creo en definitiva, pide auxilio con ambas manos.
Patético mi falta de orgullo hasta para intentar desear.
Volveré por más.